jueves, 1 de abril de 2010

Con los ojos cerrados

Hace algunos días te hubiera confesado que era adicto a tu presencia en dosis para nada recomendables por ningún doctor, si ahora me lo preguntaras te diría que intento evitarla en lo posible para no acordarme que no estarás, sin embargo te busco, por que así lo quiero, aunque me sobren los motivos para dejar de hacerlo, aunque después me lo reproche la dignidad, me haré el sordo por el rato que me queda, al final será la conciencia y hasta la misma dignidad quienes me agradezcan la desobediencia



Y no es solo la costumbre de escuchar tus presurosos taconeos o ver el coqueto contoneo que tiene tu cadera al caminar, tampoco esas palabras que salen de tu boca cuando te das el tiempo y la atención de leerme lo que la inspiración te susurra al oído, es más que el querer tenerte a un lado ocupando el mismo tiempo y lugar, es el sentido de pertenencia lo que realmente voy a extrañar



Tenía tantas ganas de verte –tantas que aún no se me terminan-, de escucharte, de estar contigo, de ver esos ojos que sin duda me sirven de faros cuando a lo lejos todo empieza a nublarse, pero las emociones solo atinaron a anudarse en la garganta negándose a salir, costaba respirar, dolía articular palabras, y entre velorios internos y otras tantas cosas solo dejé escapar unas cuantas de gotas de sal, pues sabía que si abría la compuerta y les daba cauce a lo que se agolpaba contra ellas, me habría convertido en arena y hubiese terminado disperso en el piso



Dije parte de lo que en ese momento ocupaba, pues si lo hubiera dicho todo, me termino tus lágrimas y de paso también las mías; si a ti te duele a mi me mata, y no se trata de comparar dolores, para nada es el caso, simplemente te aviso que a escondidas mediré en lágrimas el hecho de no estar de nuevo en tus brazos, de no aparecer en tus textos, de quedarme sin tejado



Si debes irte hazlo sin que me sepa a despedida, procura que sea cuando tenga los ojos cerrados, píntame un hasta pronto con dos besos en las mejillas, uno en la frente y otro eterno en la boca, que cuando despierte y me enfrente a los tiempos austeros -como los que ya se avecinan-, podré empeñar los que tenga en las mejillas y rentar el de la frente a algún extraño, y aunque sea mucha la necesidad no habrá oferta alguna que me haga deshacerme del que me haz dejado tatuado en los labios; y si fuera cierto aquello de otras vidas pasadas, en mi próximo cumpleaños al soplar las velas, pediría que me regresaran sin anestesia un par de siglos atrás para no quedarme en éste, tan conciente de lo que está pasando



No intentaré sustituir tu compañía, estoy seguro que aunque se me acabe el tiempo buscando, no encontraré con quien pueda platicar sin mover los labios, no habrá quien me lea la mente ni tampoco quien adivine lo que estoy pensando, sé que eres lo que me hubiera encantado, lo que me alargaría la vida hasta el punto de olvidarme que estoy aquí solo por un rato, por lo pronto me tocará tratar de explicarle a un lobo y a una gata el cambio de residencia, o por lo menos que consideren habitar en una más pequeña



Te pertenece hasta la última borona de ésta galleta, aunque duela la mordida…como ahora, y cada neurona que aún funcione en mi cabeza, las notas que salen de mi golpeada guitarra con tres cuerdas, son tuyos los versos que fueron hechos a tu medida pero nunca por encargo, te regalo las lunas que nos tocaron, me quedo con los lunes, los abrazos, las miradas, las sonrisas, las cenas a medio bocado y aquella noche contigo a mi lado, procura llevar siempre colgado en el pecho el hecho de saber que te admiro y no olvides que no importa el punto en el mapa, si apuntas con tu dedo y atinas mi paradero, sabrás sin duda que donde quiera que yo me encuentre te extraño



Gracias por el ayer, por el hoy y por el mañana que aún nos queda, ésta no es mi despedida, es solo una coma y puntos suspensivos…



Te Amo

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Mientras Dormias