jueves, 1 de abril de 2010

Hasta la próxima luna

Podría decirte la hora exacta en la que me senté a escribir lo que estás por leer, aunque sé que me conoces, así que dejaré que deduzcas mi horario disfuncional para hacerle al escritor, te comento que amanecí con la noticia de que te habías mudado de lugar, lo sé, yo mismo estuve ahí, casi a punto de sacar un pañuelo y agitarlo en el aire mientras te alejabas, pero no fue hasta hoy cuando me di cuenta, cuando mi agenda del Lunes no incluía un cierre de edición, ni el acostumbrado conteo de lozas en el piso de tu oficina mientras afinabas detalles con la señora que te ayudaba a terminar –la cual por cierto aún sigo sin recordar su nombre, pero si el cómo te molestaba el que llegara tarde-; me di cuenta cuando al despertar seguía sosteniendo la misma almohada que me acompaño la noche anterior, sin embargo decidí darle los buenos días a la mañana sin refunfuñar, mi pie izquierdo fue el primero en entrar en acción, no por lo de la mala suerte ni el mal humor, simplemente es debido a la posición de mi cama, me paré y puse algo de música para entrar en calor, me estiré cual oso recién salido de una larga hibernación, tronaron algunos huesos y me dispuse a caminar, y no paré durante todo el día; citas, proyectos, clientes, una oficina bulliciosa y muchas cosas por hacer, de entrada entender que el que no estés aquí no hará que baje de velocidad, en todo caso me hace acelerar hasta el fondo, hasta que el motor con toda razón me miente la madre.



Te confieso que hasta ése punto había ocupado mi mente en muchas otras cosas, le daba material de distracción para evitarle la resaca de la despedida, de pronto mi radio se puso a brincar con aquel tono que tanto te molesta, pero es el único que escucho, veo tu nombre en la pantalla y me digo a mi mismo…”Ok, ahora si es Lunes, así sí se puede conquistar al mundo”, unas cuantas palabras de los dos lados, evitando a toda costa mostrarte mi tan obvia emoción por escucharte, Carajo!! qué puedo yo hacer contra el sonido de tu voz, más nada que alegrarme, Llegaste con bien?...Mi primera pregunta, ya estás en casa, o por lo menos en la Sucursal Sureste de la misma, ajetreo por allá y otro tanto por estos lados, Más tarde hablamos –me dijiste-, Gracias por la sonrisa –pensé-, no hace falta que lo diga, me conoces tan bien.



Quisiera extenderle los días a mi carta de cada día dos, aunque eso quizá le quite el encanto de aglomerar en unas hojas los acontecimientos de cada mes, que en éste caso serán por separado, pero nunca tan ajenos el uno del otro, así que mejor escribiré esporádicamente, cuando me haga falta contarte lo que pasa por acá, siéntete en la misma libertad de contestarme, me gustaría saber de ti, aunque prefiero el sonido de tu voz, tus letras cumplen muchas veces con el propósito de tranquilizarme; espero todo camine a su paso por allá, aquí nada a dejado de moverse, no hay que intentarlo, hay que hacerlo, el intento es un fracaso disfrazado de buena voluntad, y con ello en mente me retiro, se han modificado mis horario de sueño, aunque me di una escapada para platicar contigo a éstas horas, lo sé lo sé, pero qué quieres?...no le puedes quitar todas las manchas al tigre con una sola lavada, verdad?.



Iré a dormir, te dejo para que sigas haciendo lo propio, hoy ya es martes, hoy toca, por lo menos romperse el alma en lo que uno quiere y darla por lo que ama, que así sea.



Buenos días pequeña, y como solía decirlo…”Hasta la próxima luna”



Te extraño

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mientras Dormias