jueves, 1 de abril de 2010

Hace tanto que te quiero

Hace tanto que te quiero y aún no me acostumbro, y no pretendo convertirlo en hábito ni rutina, cuando eso me pase quizá me enfade de hacerlo; sin embargo forma parte fundamental de las actividades que tengo durante el día (y también por las noches), eso del quererte comienza desde temprano, cuando al abrir los ojos la primer idea que salta a mi mente -antes siquiera de despedirme de las sábanas y bajar los pies al suelo-, es la de verte, me amarro ese deseo el dedo índice de mi mano izquierda con dos nudos ciegos para no olvidarlo, me pasa que gracias a mi mala memoria, llego a recordarlo hasta el momento justo en que te tengo en frente

Hace tanto que te quiero; comencé a hacerlo desde antes de poder hilar un par de palabras que al terminar tuvieran concordancia, no es algo que haya aprendido a hacer el día de ayer o hace algunas horas, ni tampoco es un truco que se ensaya durante días para sorprender a la audiencia cuando llegue el momento; aún no saco todos los conejos de la chistera, ni recurro al acto de partirme en dos, aún no dejo caer sobre mi jaula un velo para después desaparecer, aún no aprendo a preparar el querer instantáneo y soluble en agua, ése que a los primeros sorbos cae tan bien, pero a la siguiente taza sabe tan amargo

Y es que hace tanto que te quiero, que mientras más pasa el tiempo, el “te quiero” ya no entra en la talla que está marcada en el saco del afecto, no importando eso, le hago al contorsionista para enfundarme en el único que tengo, aunque bien sepa que en lugar de saco ocupe una gabardina, veo la preocupación en tu rostro y la mirada evasiva, cuando ves de reojo a los botones intentando desprenderse de su costura, lo sé, lo entiendo, no pretendo que pongas en práctica tus conocimientos de sastrería, es más fácil que haga adelgazar al sentimiento para que entre sin hacer gestos en su talla sugerida

No hagas mucho caso de tanta metáfora y analogía, entiéndeme, hace tanto que te quiero, que ya he olvidado la diferencia entre realidad y fantasía, en cualquiera de los casos, no me importaría si la retribución a mi paciencia o quizá a la persistencia fuera solo cortesía, te haz aprendido mis gestos de memoria, conoces el tono que adopta mi voz cuando te pierdes de mi vista, no te fijes tanto, y es que hace tanto que ya deberías saber que si estoy distante no es por desidia, te extraño y son mis mecanismos de defensa los que hacen portarme huraño, quizá al rato te vea, quizá en otras cosas nos distraigamos, quizá no pueda completar una semana inglesa sin tropezarme con tus pasos, hoy hay mucho que hacer de los dos lados, ojalá coincidamos, me haces falta...mucha, aunque me empeñe en negarlo.



Tuyo…hasta la última borona



Buenos Días!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mientras Dormias